REVELARON COMO CARLOS GRANADA ACECHABA A SUS VÍCTIMAS: “NO LE IMPORTABA NI EL PERIODO MENSTRUAL, TOCABA PARA COMPROBAR”

El exgerente de Prensa de Canal 9, Carlos Granada, condenado por acoso, coacción y coacción sexual de varias trabajadoras de prensa, tenía un modus operandi para atacar a sus víctimas. Esto quedó expuesto durante la lectura de su sentencia. Recibió 10 años de cárcel.

El comunicador Carlos Granada fue condenado este miércoles tras ser hallado culpable de acoso, coacción y coacción sexual de varias trabajadoras de prensa. Para el Tribunal de Sentencia, compuesto por los jueces Laura Ocampo (presidenta), Cándida Fleitas y Juan Pablo Mendoza, quedaron probados todos los hechos denunciados por las 6 víctimas denunciantes, que además fueron respaldadas por otras más que contaron con detalles lo que sufrieron en manos del hoy condenado.

Mientras las denunciantes estaban al borde del llanto durante la lectura de la sentencia, la jueza Cándida Fleitas relató los pormenores de la forma en que actuó el comunicador para atacar a las mujeres.

La magistrada dijo que todas las afectadas dijeron prácticamente lo mismo, lo cual reveló que se repetían los patrones. Es decir, era una conducta bien analizada y premeditada del hoy condenado. “Elegía a sus víctimas. Eran jóvenes, recién recién salidas de la universidad, pasantes, con problemas económicos en la mayoría de los casos, que él sabía que iban a ceder, pero que en algunos casos no cedían a las pretensiones y eran castigadas”, dijo.

Primero, Granada se acercaba a ellas en una actitud paternal. Una vez que entraba en confianza con las mismas, les preguntaba sobre sus problemas. “Yo soy tu amigo, soy como tu papá”, les decía, según la jueza.

Luego, el gerente de prensa las citaba a su oficina para hacer “correcciones laborales”. Les enseñaba dicción, forma de pararse ante las cámaras, y hasta les “orientaba” en la vestimenta. “Tenés que mostrar tu carne, mostrar tu cola, tu pecho; tenés linda cola y lindos pechos, tenés que mostrar”, les decía, según los testimonios que recogió la jueza y pudo comprobar. Ahí aprovechaba para comenzar a manosear a las mujeres, y les decía que si estaban bien con él, iban a conseguir todo lo que querían.

Una de las testigos manifestó que estos encuentros con su jefe eran cinco minutos de hablar de la cuestión laboral y luego se pasaba al índole sexual. “En algunos casos la propuesta fue completamente abierta, la de una relación sexual en su oficina”, dijo la jueza.

Otra denunciante reveló: “Era el toqueteo de mano, la caricia del brazo, en la zona de la camisa, el cabello, la cintura, la nalga, inclusive me llegó a besar a la fuerza. Me tocó los pechos cuando hacía alusión a la blusa. En un episodio me levantó la blusa y me besó la panza”.

Otra afectada contó: “Vení, vamos a ensayar y se acercaba más a mí. Comenzaba a tocarme las manos, la cintura, a bajar la mano, me tocaba la cola, el pecho. Intentaba bajarme el cierre del pantalón e intentaba meter su mano. Me pegaba por la pared y me intentaba besar a la fuerza”.

Otra dijo: “Se levanta y me sujeta las dos piernas, yo quedando paralizada. Le pregunto: ‘¿Qué le pasa?’. Y me dice: ‘Llevo días pensando en vos. Sé que sos virgen, ¿vos no querés que tu primera vez sea conmigo?’”.

En una muestra del nivel de depravación, una de las víctimas intentó zafarse diciéndole que estaba con su menstruación, pero esto no fue impedimento para que concrete el acoso sexual. “La víctima dijo: ‘Yo estaba con mi periodo menstrual para que no me toque, pero él lo mismo me toca para comprobar’“.

“Es una cuestión sumamente íntima. Hasta nuestras parejas nos respetan cuando estamos en nuestro periodo, pero él (Carlos Granada) tenía que comprobar, metió su mano para comprobar. Eso es sumamente asqueroso”, lanzó la jueza Fleitas.

¿Y qué pasaba cuando no cedían? La jueza resaltó que Carlos Granada inmediatamente las amenazaba. “Vos te vas y contás o vos te vas y renunciás y no vas a conseguir trabajo en ningún lugar. ¿Por qué? Porque yo le conozco a los jefes de prensa de los otros canales. Todos te van a cerrar las puertas”.

Y también quienes no cedían a sus acosos recibían castigos, tales como cambio de horario y de funciones en el trabajo, conforme a la denuncia de las afectadas. Algunas inclusive se sentían como “una basura”, no querían más ir a su puesto laboral y otras hasta pensaron en quitarse la vida.

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